7 ene 2018

Edición # 8 - Pesadillas: espejos del sueño - 2017

“Pesadillas: Espejos del Sueño”
8va Edición
2017



PRÓLOGO

Mauricio Arcila Arango
(Colombia)

TRES FUGAS DE LA ERRANCIA: LA PESADILLA, EL ESPEJO, EL SUEÑO

“El sueño de la razón produce monstruos”
Goya

¡Qué poco cuesta construir castillos en el aire y qué cara es su destrucción!
François Mauriac 


LA PESADILLA
- Dos personas hablan sobre sus sueños, especialmente de las pesadillas, de una pesadilla. Ella soñó que la tierra se oscurecía, que su existencia se diluía entre el vacío y la nada, hasta que perdió el sentido de su cuerpo, ahora era un no-cuerpo, el no-cuerpo es la tiniebla, pero la tiniebla también es triangulo y cuadrado. 

Ella soñó que era un no-pensamiento, el no-pensamiento es la pesadilla, el cuerpo en ángulo de nubes, primando sobre los astros, conduciendo al sol, ahora resulta difícil no pensar, en la luz de la idea, en este sueño desnudo sin fondo histórico, tesoro sin diamantes, cielo sin estrellas, para no soñar, sin noche y sin recuerdos. 

La pesadilla significa simetría, entre el miedo y el absurdo, paralelo psicológico, sin escrúpulos y sin diversiones, la no-pesadilla, no es el sueño o la realidad, la no-pesadilla es la constatación de la nada, del no-cuerpo y del no-pensamiento, metáforas antiliterarias, pero expresivas, especialmente provocadoras y aún así estéticas. 

- Dos personas hablan sobre sus sueños, especialmente de las pesadillas, de una pesadilla. Ella soñó que hablaba sobre una pesadilla. La pesadilla no es el sueño ni la realidad, la pesadilla es la constatación de la nada. Ella soñó que hablaba sobre la nada, la nada es el sueño y la realidad, pero la realidad también es no-cuerpo y no-pensamiento.

EL ESPEJO
Un espejo, dentro del espejo se lleva a cabo un combate entre poetas. Otros dirían que entre el poeta regular y el poeta irregular, asimétricos, armoniosos en el conflicto, uno mira hacia arriba y el otro mira hacia abajo, evidente repugnancia de su aspecto cósmico, anexados a la sociedad, como reflejos particulares del mundo. 

“Es de noche y el cielo estrellado” lo dijo cualquier poeta, el bueno o el malo, aquel que no dijo nada, pero señaló con el dedo, fantástica expresión, poética performática, el poeta es el dedo del mundo, señala, desde afuera, el lugar en el cosmos, combatiendo, con el otro, su semejante, el pérfido, el malo, el arrogante. 

El poeta recibe una carta, la carta es un espejo, el espejo es la realidad, aquel cielo estrellado, entre piedras y construcciones frescas. La carta es de una mujer desconocida, lo desconocido es un espejo, lo desconocido es la realidad, aún guarda el aroma de aquella mujer, ella señala el mundo, con su dedo trémulo y asonante. 

Un espejo, dentro del espejo se lleva a cabo un combate entre poetas. Otros dirían que pelean por una mujer, por la musa de la inspiración, o por la mosa de la pasión, distanciamiento práctico, verso en el aire, disputado entre ladridos simétricos, bajo aquel cielo estrellado, la carta es de una mujer desconocida. 

EL SUEÑO
La soñante dice: un sueño del salvajes donde las pesadillas son reales. La frente sudorosa, los ojos dilatados, la boca seca, las extremidades rígidas, y la conciencia aguda, inmóvil, impotente, y los salvajes invadiendo sus sueños, ellos, los reales, aquellos inmortales que siempre vienen acompañados del conflicto. 

Una mesa circular, una comida sin servirse, alrededor, los no-invitados, los venidos, los llegados, de esas partes, de las cartas, del espejo, de sus ojos, aquel pozo profundo, metáfora absurda y limitante, opuesta a la antigua caverna, aquella, la del conflicto, la que los poetas mantuvieron clausurada durante la revuelta. 

Guiado por ella, la desconocida, con las cartas y el espejo, con los miembros amputados, cruel mensaje, transitorio e ineficaz, para aquellos que aún tienen la esperanza de su sueño, poema irresuelto, devorado por osos y dragones, al menos por la fantasía, esperanza de la ensoñación, sentido mínimo de la nada. 

La soñante dice: un sueño del salvajes donde las pesadillas son reales. Un viejo maestro, en la niebla, en la nube distante, con el ángulo correcto, el del no-cuerpo, errante, en el no-pensamiento, recibiendo la carta de la mujer desconocida, espejo del combate, pesadilla de salvajes, donde los sueños son reales. 





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