29 jun 2011

Nocturno Lunático


I
(Lunático Nocturno)
¡Oh Luna plateada!, que entre brumas te ocultas,
silenciosa, madre no piadosa de mis penas.

Raptar tu mirada infernal y desgarrar mi alma,
contar en cada minuto la muerte,
en tus ojos desnudos, ojos pérfidos, abstractos, ojos dementes,
luminosos, ¡Oh luna llena!,
faraón dios en la tierra,
atroz para los fieles,
hermoso para tus amantes,
monstruosos como el fondo de mi mar,
¡OH dulzuras!, en efecto incomprendidas.

Amargo es tu vino,
sabiduría destrozadora locura.
palabras como el caos,
golpeando fuertemente a quien las pronuncia,
a quien te invoca, ¡Oh luna demente!,
elimina mi cordura.

Pesada es tu mano frente al mundo,
Verás en sus ojos oscuridad,
superficies calladas que ocultan bestias descarriadas,
elevación, éxtasis, horas de placer,
suspiros que se agitan y se afanan,
asequibles no para cualquiera,
entre millares de personas.

¡Oh Luna plateada!, que entre brumas te ocultas,
silenciosa, amante testigo de mis penas.


II
(Canto Del Viajero Nocturno)
Canta la noche, noche siniestra,
noche, noche… testigo de mis penas.

Te escapas luna viajera,
ocultando tu luz imperial,
ríen tus horas en plata,
grandes obras maestras.

Destrucción, éxtasis,
mi alma y tu luz,
sucumben hermanas ante el ocaso.


III
(El Ocaso Más Triste)
¡Desgarras mi alma!
¿dónde te ocultas?
¿por qué no me miras luna siniestra?

¡Oh noche, que esta sea tu última bondad!
extasiarnos juntos ante la destrucción,
saquear el jardín de la belleza.
¡Seres increíbles!
con mi amor prolongado asumiré las consecuencias,
creador de tempestades, profanos relámpagos,
he aquí exiliada mi tristeza,
trueno destructor del mundo.

¡Bendito sea el instante vil del rayo!
mis lenguas en fuego que profetizan tristeza.
¿Dónde te ocultas…, donde…?
¿dónde iré por ti esta noche?


IV
(El Último Destello)
Si comprendieras mis sentimientos,
grandes son mis aspiraciones a la belleza,
mis pensamientos son más de fuego que de agua,
pero hastiada estáis de mis pasadas alturas,
tu anhelo es sobrepasarme e irte,
allá donde los dioses se avergüenzan,
reclutas de su venerada voluntad.

Me elevaré contigo hasta donde
la distancia encuentre fortuitas alegrías.
Pequeña luminosa que hoy te llamo hermana mía,
¡Oh Luna viajera!,
Si comprendieras mis sentimientos,
grandes son mis aspiraciones a la belleza,
adivino me llamarías…


Medellín - 2007

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